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América Latina traza un camino común hacia una educación para la paz: Santo Domingo inaugura una nueva etapa regional

¿Cómo lograr que la educación deje de ser un espejo del conflicto para convertirse en su antídoto? Esta pregunta orientó el Encuentro Regional sobre la Recomendación de Educación para la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible, organizado por la Oficina Regional de la UNESCO en La Habana junto al Ministerio de Educación de República Dominicana.

Durante tres días, del 12 al 14 de noviembre, Santo Domingo reunió a delegados de 20 países decididos a impulsar un cambio estructural en las políticas educativas de la región.

El encuentro se apoyó en la Recomendación adoptada en 2023 por los 193 Estados Miembros de la UNESCO, un marco normativo que redefine el concepto de paz: ya no como mera ausencia de violencia, sino como un proceso activo que transforma las raíces sociales, culturales y económicas de la desigualdad.

Anne Lemaistre, directora de la Oficina Regional de la UNESCO en La Habana, lo sintetizó con claridad: lo que se está construyendo no es solo una hoja de ruta, sino una comunidad de práctica capaz de sostener en el tiempo el trabajo compartido entre los países.

Una educación que transforma

Los debates dejaron un consenso contundente: para que la educación pueda promover paz y justicia social, debe transformarse desde adentro. Esto implica revisar currículos, fortalecer la formación docente, garantizar entornos seguros y asegurar que los sistemas educativos incorporen de manera transversal la perspectiva de derechos humanos, sostenibilidad e inclusión.

“Una vez que asumimos ese compromiso con la paz, ya no podemos mirar el mundo de otra manera”, afirmó Vannina Trentin, del IIPE-UNESCO. Y no exagera: en un contexto marcado por la desigualdad, la violencia y la polarización, la neutralidad educativa dejó de ser una opción.

La viceministra de República Dominicana, Ancell Scheker, reforzó esta idea al recordar que “la educación no puede ser neutral frente a los desafíos actuales”, sino que debe funcionar como columna vertebral en la construcción de ciudadanía.

Experiencias que inspiran

Veintiún Estados Miembros presentaron iniciativas que muestran el potencial transformador de la educación cuando se la articula con la cultura de paz. Desde políticas contra el racismo y los discursos de odio hasta currículos que integran ciudadanía global, convivencia y desarrollo sostenible, las propuestas fueron tan diversas como los contextos de la región.

Emergieron experiencias innovadoras: juegos educativos para docentes y estudiantes, estrategias para el uso ético de la inteligencia artificial, y propuestas territoriales que vinculan comunidades, saberes locales y prácticas sostenibles.

Las organizaciones de la sociedad civil también tuvieron un papel destacado. CLADE y la Internacional de la Educación recordaron que la educación es un derecho humano y un bien público, mientras que instituciones como el Instituto Paulo Freire de Brasil o la Cátedra UNESCO de Uruguay aportaron miradas críticas sobre discriminación, juventud y cultura de paz.

En el plano gubernamental, República Dominicana subrayó el desarrollo de programas que buscan que cada estudiante sea agente de paz; Panamá, por su parte, compartió su proceso de reforma curricular para integrar paz, sostenibilidad y derechos humanos en todas las etapas educativas.

La Hoja de Ruta de Santo Domingo

El cierre del encuentro estuvo marcado por la presentación de una Hoja de Ruta indicativa, concebida como plataforma inicial para profundizar acciones a nivel nacional. Incluye:

  • Creación de una comunidad regional de práctica entre puntos focales.

  • Cooperación horizontal entre Estados Miembros.

  • Campañas de sensibilización sobre la Recomendación.

  • Líneas estratégicas en políticas públicas, currículo, materiales educativos y formación docente.

Sithree van Heydoorn, ministro de Educación de Curazao, resumió el espíritu colectivo con un mensaje contundente: “Cuando actuamos de manera colectiva, logramos más”.

Herramientas para avanzar

Para acompañar la implementación, la UNESCO presentó una Caja de recursos con herramientas pedagógicas y metodologías adaptadas a distintos niveles educativos: guías de implementación, manuales para prevenir discursos de odio, material para aprendizaje socioemocional y propuestas lúdicas como el juego “Diáspora africana”. También se destacó la integración de la Historia General de África en los programas educativos, un aporte clave para construir narrativas más inclusivas y diversas.

Un punto de partida que abre camino

Con la Hoja de Ruta de Santo Domingo y los recursos compartidos, la región cuenta con una base concreta para avanzar hacia sistemas educativos que coloquen la paz, los derechos humanos y la sostenibilidad en el centro. El mensaje que quedó flotando entre los delegados es simple y poderoso: la transformación educativa no se logra en soledad, sino con alianzas, participación comunitaria y cooperación entre países.

Santo Domingo, más que un encuentro, se convirtió en el inicio de una conversación de largo aliento. Y, si la región sabe sostenerla, puede ser el primer paso hacia un futuro donde educar y construir paz sean, finalmente, la misma cosa.