En los últimos años, las estadísticas muestran un descenso en los hábitos de lectura tradicional, especialmente entre adolescentes. La disponibilidad inmediata de contenidos digitales, sumada al ritmo acelerado de consumo de información en redes sociales, ha transformado la forma en que las nuevas generaciones se relacionan con los textos.
Pantallas vs. libros: ¿una competencia desigual?
Lejos de plantear una batalla entre formatos, expertos señalan que lo importante es garantizar que los estudiantes puedan acceder a lecturas profundas y significativas. Mientras que las redes sociales promueven la inmediatez y la fragmentación, los libros ofrecen la posibilidad de detenerse, imaginar y reflexionar.
Beneficios de la lectura en la infancia y la adolescencia
La lectura favorece el desarrollo del lenguaje, la memoria y la concentración, además de estimular la empatía y la creatividad. Numerosas investigaciones revelan que los jóvenes que leen con regularidad muestran mejor desempeño académico y una mayor capacidad de pensamiento crítico.
Nuevas formas de leer
Lejos de desaparecer, la lectura se está transformando. Los libros digitales, los audiolibros y comunidades como “BookTok” están acercando las historias a públicos que antes no se vinculaban con la literatura. El desafío está en integrar esas plataformas al universo educativo sin perder de vista la calidad de los contenidos.
El desafío de fomentar el hábito lector
Docentes y familias cumplen un rol fundamental. Crear espacios de lectura compartida, promover clubes de libros en la escuela o vincular lecturas con temas de interés juvenil son estrategias que pueden marcar la diferencia.
En palabras de especialistas, “no se trata de elegir entre pantallas o libros, sino de enseñar a leer de manera crítica en todos los soportes”.