En los momentos de aparente inactividad mental, el cerebro activa una red que favorece la asociación libre de ideas y la imaginación. Esto permite soñar despiertos, repensar problemas y encontrar soluciones innovadoras. Diversos estudios confirman que estas pausas son un caldo de cultivo para la creatividad.
Especialistas en psicopedagogía señalan que el aburrimiento no es una patología a curar, sino una oportunidad, como un folio en blanco en el que cada uno decide qué dibujar. Recomiendan reducir la saturación tecnológica, ofrecer materiales abiertos y normalizar el aburrimiento como parte de la vida cotidiana.
Permitir que los chicos se aburran no significa desatenderlos; al contrario, favorece el desarrollo de la creatividad, la autonomía, la autorregulación y la conexión consigo mismos. Además, ayuda a tolerar la frustración, planificar, resolver problemas, organizarse y aprender de los fracasos.
¿Qué ganamos con permitir el aburrimiento?
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Creatividad a pleno: al reducir el entretenimiento inmediato, la mente explora y experimenta sin restricciones.
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Autonomía emocional: los niños descubren que no necesitan estímulos externos constantes para sentirse bien.
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Resiliencia y organización: estos momentos fortalecen la capacidad de planificar, tomar decisiones y volver a intentarlo tras un error.
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Autoconsciencia auténtica: el tiempo sin ocupaciones fomenta la introspección y el autoconocimiento.
Claves para acompañar el aburrimiento sin caer en el “ahí nomás”
- Crear espacios libres: Momentos sin estructura ni pantallas, para que elijan qué hacer.
- Ofrecer materiales versátiles: Objetos simples que invitan a inventar, construir y crear.
- Evitar llenar todo el tiempo: Menos sobreestimulación implica más oportunidad para imaginar y reflexionar.
- Permitir fallar y repetir: Aprenden que equivocarse es parte del proceso creativo.
- Escuchar más, intervenir menos: A veces lo que más necesitan es atención sin actividades programadas.
En resumen
Decirle “sí” al aburrimiento es un acto de sabiduría. Es ofrecer a niños y jóvenes la oportunidad de descubrir su mundo interior, de reconectar con sus intereses y de ejercitar su capacidad creativa. A veces, no hacer nada es precisamente lo que más impulsa a hacer algo valioso.
Fuentes: educaciontrespuntocero.com – “El aburrimiento puede ser beneficioso” cadenaser.com – Entrevista a Bartolomé Úbeda sobre el valor del aburrimiento infantil childmind.org – “Los beneficios del aburrimiento” huffingtonpost.es – Reflexiones sobre la importancia de permitirse el aburrimiento