Cuando los niños pasan demasiado tiempo frente a las pantallas, puede haber interferencias en su capacidad de comunicarse y aprender a hablar. Esto se debe a que el tiempo que pasan mirando las pantallas es tiempo que no dedican a interactuar y comunicarse con otras personas. El lenguaje se desarrolla a través de la interacción y la comunicación con los demás, por lo que si los niños pasan mucho tiempo mirando pantallas, pueden perder oportunidades para practicar y desarrollar sus habilidades lingüísticas.
Además, las pantallas tienden a ser pasivas y no requieren una respuesta activa del niño. Por ejemplo, cuando un niño ve un programa de televisión, simplemente se sienta y mira, no necesita responder ni interactuar con lo que está viendo. Esto es diferente de una conversación con otra persona, donde el niño necesita escuchar, responder y participar activamente. La falta de interacción activa en las pantallas puede limitar el desarrollo del lenguaje y la comunicación en los niños.
También se ha encontrado que el uso excesivo de pantallas puede retrasar el desarrollo del lenguaje expresivo en los niños. El lenguaje expresivo es la capacidad de poner en palabras los pensamientos y sentimientos propios. Cuando los niños están expuestos principalmente a la comunicación a través de pantallas, pueden tener menos oportunidades de practicar y desarrollar su propio lenguaje expresivo.
Es importante mencionar que no se trata de eliminar completamente el uso de pantallas en la vida de los niños, ya que pueden ser herramientas útiles y divertidas en ciertas situaciones. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio saludable y fomentar otras formas de comunicación y juego interactivo. Limitar el tiempo frente a las pantallas y fomentar la interacción y la comunicación activa con los demás puede ser beneficioso para el desarrollo del lenguaje de los niños pequeños.
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