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De la FCEIA-UNR al laboratorio de Partículas Elementales más grande del mundo

Con sólo 25 años, Guillermo Brauchli se encuentra viviendo una experiencia única en la Organización Europea para la Investigación Nuclear.

El estudiante de Ingeniería Electrónica de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Guillermo Brauchli, se encuentra desde marzo realizando una pasantía de un año en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), situada en la frontera franco-suiza próxima a Ginebra.

En ese lugar se ubica el mayor laboratorio de investigación en Física de Partículas Elementales en donde opera el acelerador de partículas más grande y potente del mundo, el LHC (Large Hadron Collider).

Previo a este desafío, a fines del 2019, Brauchli se radicó en Alemania con una beca ALEARG tipo E del Ministerio de Educación y el DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico), iniciativa que forma parte del programa de internacionalización del Facultad.

«En marzo del 2020, me tocaba buscar una pasantía para hacer durante mi estancia en Alemania, por lo que me crucé con la convocatoria para trabajar en la CERN. Desde que soy adolescente consumo mucho sobre divulgación en física y esta institución es un referente muy importante del área».

Sin embargo, este primer intento no salió como Guillermo lo había soñado ya que su solicitud fue rechazada. «No tenía mucha expectativa porque la tasa de ingreso es muy baja, aunque fue triste cuando recibí la noticia. Igualmente me sirvió, lo tomé como una experiencia más».

El joven sigue su relato y cuenta: «Me volví de Alemania en octubre del año pasado y cuando surgió una nueva convocatoria volví a mandar la solicitud. En esa ocasión, terminó con un resultado positivo porque me aceptaron. Entre la primera y segunda convocatoria seguí formándome ya que en el marco de la beca que estaba haciendo en Alemania tuve una pasantía de 6 meses en Bosch, algo que creo que me jugó a favor».

En la actualidad, Guillermo está viviendo en Prévessin-Moëns, una pequeña comuna francesa donde la CERN tiene una de sus sedes. «Aquí está el centro de control, que es como el cerebro de los aceleradores. Mayormente me comunico en inglés, aunque estoy aprendiendo francés a pasos acelerados».

Un desafío sin escalas

Un acelerador de partículas es un dispositivo que utiliza campos electromagnéticos para acelerar partículas cargadas a altas velocidades, y así, hacerlas colisionar con otras partículas. «Lo que se busca es que en la colisión se generen nuevas partículas que son inestables, las cuales existen por breves instantes de tiempo y luego se desintegran. Nosotros medimos los subproductos de esa desintegración para conocer a la partícula original que se formó en la colisión».

Hay dos tipos básicos de aceleradores de partículas: los lineales y los circulares. En particular, con los que está trabajando Guillermo son del segundo tipo.

«Nosotros de alguna forma debemos curvar la trayectoria de la partícula para que no viaje en línea recta y para eso se utilizan imanes. Me encuentro en el equipo que se encarga de la energización de los imanes, y debemos gestionar la potencia de energía para que el proceso pueda llevarse a cabo. Puntualmente yo me dedico a hacer los estudios de factibilidad de los convertidores electrónicos de potencia para un colisionador llamado ‘Muon Collider’, que es un proyecto que tiene la institución muy a largo plazo y que recién se está empezando. Básicamente, emulo circuitos para saber cómo sería factible construir la electrónica de potencia».

Un año y tal vez, más

La convocatoria tiene como duración un año con posibilidades de extenderlo por un par de meses más. «Estoy recién empezando, dediqué mucho tiempo a leer e informarme sobre los convertidores electrónicos de potencia aplicados a aceleradores. Ahora estoy comenzando a aplicar la teoría. Todo lo que aprendí en la facultad lo estoy aplicando diariamente, fue una gran base para poder incorporar los conceptos específicos que se vinculan con este desafío».

Brauchli subrayó que las experiencias en el exterior, sumado a lo vivido dentro de las aulas de la facultad, funcionaron como un combo para poder consolidar sus conocimientos. «Si hay algún estudiante que tenga ganas de sumarse a alguna propuesta o convocatoria, sea cual sea, se lo recomiendo. La Universidad ofrece muchas oportunidades de acercarse al campo laboral, y es algo para aprovechar porque en mi experiencia me cambió la vida y me abrió la cabeza».

Además, destacó el nivel de formación de la UNR y como los conocimientos aprendidos durante la carrera le permiten poder desarrollarse en la pasantía. «Me siento muy cómodo, al nivel y a la altura de poder discutir problemas con mis superiores. A veces se cree equivocadamente que a nivel teórico en Europa o Estados Unidos están un paso más adelante, pero creo que no es así. Que yo esté acá es circunstancial porque cualquiera de mis compañeros de Ingeniería electrónica de la facultad lo podrían hacer igual o mejor que yo».

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