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“Hay que ser líderes de los propios proyectos de vida”

El psicólogo social y creador de la empresa Creer Hacer sostiene que los buenos líderes son aquellos que forman buenos líderes, poniéndose al servicio del otro para potenciar sus habilidades y talentos

“La peor pobreza es la incapacidad de proyectarse”, esa frase que resonaba en el auditorio de TEDxRíodelaPlata hace dos años, fue parte del relato de Daniel Cerezo, quien contó cómo pasó de vivir en un barrio marginal, a ser músico, profesor, coordinador de talleres, gerente de Felicidad y Cultura de una empresa y vivir su vida creando proyectos que potencien proyectos de otros.

Cuando era chico, Daniel se encontró con alguien que le brindó la oportunidad de conocerse y desarrollar sus propias habilidades, y esa persona, su maestra que lo convirtió en músico y le dio herramientas para seguir creciendo, fue quien lo salvó de la pobreza en la que muchos están por no encontrar sus propias capacidades.

Desde ese momento, Daniel trabaja para generar nuevos espacios de oportunidades y vínculos entre instituciones, comunidades y personas de diversos orígenes, a partir del concepto de que todos tenemos capacidad para ser líderes de nuestro propio proyecto.

Desde su empresa Creer Hacer, que impulsa «procesos de transformación social desde las bases», Daniel brinda cursos para formar y fortalecer líderes, charlas que buscan entender la coyuntura nacional y jornadas de voluntariado corporativo.

Desde tu formación como psicólogo social y tu trabajo en educación popular, ¿qué deudas considerás que tiene el país respecto a lo educativo? ¿qué rol tiene el docente hoy?

Se fabricaron escuelas del siglo XIX, se formaron docentes de siglo XX y se educan jóvenes del siglo XXI, por eso creo que una de las grandes deudas que tenemos en materia de educación es redefinir el rol del educador. Ya no es aquel que enseña conceptos sino aquel que facilita y acompaña esos conceptos. Antes el maestro era quien poseía el conocimiento y transmitía la información, hoy las nuevas generaciones acceden a esa información a través de internet.

El desafío para el educador es mucho más grande, tiene muchos más roles que antes, es mucho más contenedor. Por eso nos debemos reflexiones sobre cómo educar a estos nuevos jóvenes, desde qué lugares, con qué herramientas, y con qué objetivos. Hay que pensar qué espacios les brindamos para que puedan expresarse, puedan crear, puedan interpretar. Eso lo brinda el arte, y justamente es una de las primeras disciplinas que se recorta de las escuelas por considerarla de menor calidad. 

Desde tu experiencia como gerente de Cultura y Felicidad, ¿considerás que es muy difícil que los jóvenes encuentren satisfacción en el estudio o el trabajo?

Las nuevas generaciones lo que ponen como bandera de vida es: Disfrutar. Todo lo que hacen tiene que tener un sentido, si el trabajo o el estudio nos le da satisfacción, no los desafía, no los interpela, lo dejan. Los jóvenes les reclaman a las instituciones reconocimiento, identidad, que no son simplemente un número más.

Desde mi rol como gerente de Cultura y Felicidad ayudé a las personas para que encuentren cómo vivir una vida de bienestar, pero no solo en el trabajo, el trabajo es una parte de la vida, una pequeña parte. Un buen trabajo anteriormente se consideraba al tener un ingreso alto o mucho prestigio, ahora un buen trabajo es aquel que te hace sentir confortable, te brinda tranquilidad, felicidad.

¿Qué proyectos llevan a cabo con Creer Hacer?

En Creer Hacer trabajamos en cómo las personas pueden encontrar una mejor calidad de vida en las instituciones. Lo que hacemos es asesorar, acompañar a las empresas en cómo desarrollar habilidades sociales que tienen que tener en cuenta a la hora de trabajar con personas.

Desde Creer Hacer trabajamos en empresas y organizaciones sociales en cómo generar impacto, no solo en lo económico sino en lo social. Fomentamos experiencias de intercambios, de aprendizajes colectivos, para que una institución pueda aprender de la otra. Promovemos que las empresas puedan transmitir sus conocimientos y herramientas a los barrios y viceversa.

Trabajamos en cuáles son las cosas que tiene que aprender una empresa de los barrios y qué cosas tiene que aprender un barrio de una empresa. Por ejemplo, tenemos un programa de formación de líderes que se llama “transformadores sociales”. Las empresas van a los barrios a dar talleres y las organizaciones sociales van a las empresas a dar talleres. Se enseñan formas específicas de liderazgo pensados desde el servicio. Hay muchas cosas que pueden aprender los ejecutivos acerca de cómo pudieron estas personas desarrollar sus proyectos sociales, desde lo comunitario y la solidaridad.

¿Considerás que las nuevas generaciones perdieron la capacidad de generar proyectos debido a que todo parece ser volátil e inestable?

Creo que justamente es al revés, las nuevas generaciones tienen tantos proyectos que les cuesta decidir: proyectos de viajar, de formarse, de intercambio, de tener su propio negocio, etc. Es una generación que constantemente está en movimiento, que no está dispuesta a esperar 50 años para ser feliz, como se creía antes.

¿Qué es ser un líder hoy? ¿por qué es importante tener atributos de liderazgo en todos los ámbitos?

Primero, uno es líder de su proyecto de vida, si no existe esa condición no se puede liderar nada. Segundo, líder es quien se pone al servicio del otro para potenciar sus habilidades, para que el otro pueda desplegar todo su talento. Un verdadero líder es quien desarrolla buenos líderes, incluso superiores a uno. Aquel que está constantemente facilitando al otro para que pueda encontrar sus herramientas, de eso tiene que preocuparse.

¿Qué aprendizajes aprendiste en todo este camino?

El mayor aprendizaje que tuve fue reconocer al ser humano en su totalidad y aprender de cada uno de ellos. Volver a las cosas básicas, más allá de la realidad inmediata. Encontrarle el sentido humano a todo.

Imagen: entrepreneur.com

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