La especialista Fabiola Ruiz analiza el desafío de integrar las TIC en la Educación Inicial, partiendo del desafío de pensarse como adultos-docentes críticos en su uso, flexibles para aprenderlas y predispuestos para enseñar con y a través de las tecnologías.
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son una realidad concreta que atraviesa la vida de todos los sujetos que habitamos las escuelas. Ya sea en forma de teléfonos inteligentes (smartphones), tabletas, computadoras portátiles, de escritorio, relojes inteligentes (smartwatchs), televisores inteligentes (smartTV), consolas de videojuegos y cajeros electrónicos, entre otros, estos dispositivos circulan y se utilizan a diario.
Pero, ¿qué sucede cuando esos dispositivos se instalan como objetos de uso y consumo en colegios, escuelas y jardines? La escuela es una institución que se encuentra inmersa en la sociedad y que no puede permanecer ajena a lo que sucede «puertas afuera». En la sociedad del presente, los niños y los adultos son receptores y productores de información; la imagen puede resumir una variedad de palabras; emergen nuevas y diversas formas de transitar, de trascender el tiempo y el espacio, sin contar las nuevas formas de relacionarnos.
Pensar el trabajo con las TIC en la Educación Inicial es posible si las comprendemos y las incluimos como un eje transversal en la tarea cotidiana de enseñanza. Es decir, como un conjunto de herramientas que —acompañadas de diversas estrategias docentes— estén incluidas en la planificación de proyectos o recortes del ambiente, a fin de potenciar nuevos y/o mejores aprendizajes.
Las nuevas tecnologías son herramientas que necesitamos conocer y analizar previamente para poder otorgarles un sentido a su inclusión y potenciar las condiciones de enseñanza. Pensadas en contexto, deben ser funcionales a nuestra tarea y a los contenidos que abordaremos. Y, por sobre todo, deben ser significativas y pertinentes a las posibilidades de aprendizaje de los niños y las niñas.
Ciencia, arte, juego, lectura y escritura: son solo algunas de las alternativas que podemos abordar mediante la inclusión de las TIC en nuestras salas. Buscar información y analizar las fuentes; tomar registros mediante fotografías o dibujos; producir textos para el blog o la página institucional del jardín; recorrer un museo virtual; hacer una entrevista mediante una videoconferencia; utilizar y producir tutoriales para enseñar a otros a jugar un juego (texto instructivo), e incorporar videojuegos para trabajar contenidos vinculados a espacio (plano) o simplemente para jugar. Las actividades y posibilidades son infinitas.
La inclusión de las TIC nos permite la construcción de nuevos aprendizajes, de nuevas formas de producir conocimiento, de socializarlo y de interactuar con otros.
Fuente: Educ.ar Imagen: www.lapetite.com
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