Pili tiene 13 años, cursa 1º año y apenas empezadas las clases recibió una tarea: hacer un trabajo sobre un héroe que aún estuviera vivo, y que quisiera cambiar el mundo. Inmediatamente pensó en su primo, Facundo Garayoa, fundador y director de FONBEC (Fondo de becas para estudiantes) y en lo que él había creado: implementación de un sistema de becas para facilitar que chicos de escasos recursos no pierdan la escolaridad por falta de medios. Ganada la batalla de la educación y permitiendo el acceso a estudios superiores, estos chicos serían factor de cambio en su entorno. La siguiente consigna del trabajo de Pili fue buscar frases inspiradoras del Fundador de FONBEC:
“Unir este mundo que está tan disgregado”
FONBEC nació en Córdoba en 1999 por iniciativa del ingeniero Facundo Garayoa. Conmovido por las necesidades de lo que veía en las villas, emprendió el desafío de ayudar a chicos de alto rendimiento académico, buena conducta y asistencia, compromiso social y precariedad económica. Esta ayuda se otorga por una beca mensual que aportan los padrinos. Así, desde ese año se fue extendiendo el trabajo de FONBEC a distintas ciudades de la Argentina –Mendoza, Buenos Aires, Salta, Jujuy, Bahía Blanca, Mar del Plata- y países limítrofes como Paraguay Bolivia. Rosario, no podía quedar al margen de este crecimiento y en el año 2010 inició su trabajo en esa ciudad bajo el impulso de Inés Risso. Al día de hoy ya son más de 1400 chicos en el país que reciben este incentivo. El proyecto no tiene techo: mientras haya uno chico necesitado y alguien que quiera ayudar, FONBEC se mantendrá vivo: “vamos uniendo este mundo que está tan disgregado, conocer al que se esfuerza, ayudarlo, y que se quieran”.
FONBEC busca acortar la brecha social, que difícilmente lograrían nuestros beneficiarios sin herramientas como el estudio y el acceso a un trabajo calificado. En este proceso, el beneficiario se convierte en benefactor, ya que logra su propio desarrollo, el de su familia y el de toda la comunidad.
En Rosario, el impacto del trabajo de la Fundación llega a barrios caracterizados por la violencia, la droga la delincuencia: Ludueña, Las Flores, La Tablada, El Triángulo, Belgrano. Nico, becario de 11 años de Ludueña, expresaba así la realidad que lo circunda: “… Quisiera ser alguien en la vida y no seguir el camino de los chicos de mi edad que andan en cosas malas. Yo no quiero ese futuro para mí…”
“A este mundo o lo cambiamos los hombres o no lo cambia nadie”
El modelo de trabajo de FONBEC atrae por su simplicidad, transparencia y libre de cualquier burocracia. El dinero llega directamente al becario, quien lo utiliza para cubrir distintas necesidades: útiles escolares, ropa, contribución para la compra de alimentos, cuota de la cooperativa escolar, o la ahorran para afrontar determinados gastos: anteojos, libros, etc.
A FONBEC llegan muchos pedidos de ayuda y éstos se cubren a medida que van apareciendo nuevos padrinos o empresas que quieran apadrinar. Para la selección de los candidatos según las características que se señalaban, FONBEC cuenta con personas clave: las mediadoras – lideres barriales, profesoras, maestras, etc.-; ellas conocen el barrio, su gente, su entorno, la problemática. Son la mano derecha de la Fundación. Intervienen en la selección de los candidatos y son las que, junto con los padrinos, motivan constantemente a los chicos.
Carolina es mediadora del barrio Ludueña, vive en una villa, tiene dotes de liderazgo y ya ha nucleado a un grupo de 5 niños que mensualmente reciben la beca. En la humildad y precariedad de su vida cotidiana no para de promover iniciativas para que su gente salga adelante; reparte lo poco que tiene entre sus vecinos y sus hijos copian este modelo: Nico quiere ser arquitecto y cuando se reciba, quiere ser padrino. El año pasado Carolina golpeó muchos corazones y puertas para festejar el Día del Niño en la villa: juntó juguetes, pidió bebida, organizó juegos. Toda una fiesta donde el ingrediente principal fue la generosidad. Ahora está promoviendo unos talleres de apoyo escolar para la más pequeña de su familia y compañeritas de colegio. FONBEC apoyó esta iniciativa aportando voluntarias para las clases.
Evangelina es mediadora y directora de la orquesta sinfónica El Triángulo, proyecto social a través del arte. Es consciente y comprueba con datos fehacientes, que con el trabajo de inclusión de la orquesta y el aporte de FONBEC han logrado frenar la deserción escolar y mejorar la situación de las familias. Varios chicos ya han comenzado estudios terciarios o universitarios o se preparan para una próxima etapa de desafíos académicos y laborales.
Dania cursa 5º año, toca la viola y su sueño es estudiar Medicina. Para empezar a familiarizarse con el lenguaje y en busca de una posible salida laboral, comenzó este año un curso de Auxiliar de Farmacia. Los chicos sorprenden cada día con sus propuestas y empuje. Son sencillos, simples, cariñosos. No se quieren quedar atrás a pesar de las muchas dificultades que enfrentan cada día; a más de uno le falta comida o se debilita su salud por la precariedad de su vivienda. Son buscavidas: trabajos de verano para obtener algún otro recurso, conseguir becas para hacer otros cursos de perfeccionamiento, etc. Marcela, mamá de Camila, becaria que este año ha empezado Profesorado de Inglés, comentaba en una ocasión: “Gran parte de los logros de mi hija, se los debo a FONBEC”.
“Este mundo tiene solución y esta solución puede venir de mano del amor”
La tarea diaria de FONBEC es salir a buscar padrinos, particulares o empresas que quieran hacer este aporte mensual. La ayuda de los padrinos no se reduce simplemente a lo material. FONBEC es una institución fundamentalmente vinculante y ésta termina siendo la característica principal.
Los chicos escriben mensualmente a sus padrinos para contarles que recibieron el dinero y aprovechan la ocasión para contarles sus sueños, planes, estudio, deporte, logros. En muchas ocasiones los padrinos también escriben a los ahijados. Brisa, de 10 años, escribía a su madrina: “Quería contarte que en la escuela me va muy bien, estoy contenta por lo que pasé de grado y me encanta la escuela”. A las pocas semanas, Luli, su madrina, le decía a través de las redes sociales: “Brisa….muchas gracias por tu carta….las tengo todas juntas y guardadas. Me pone muy contenta que en la escuela andes super bien, vos sos muy inteligente. Te mando un beso muy grande!»
Dos veces al año, los becarios entregan las libretas de calificaciones para que desde FONBEC se siga el rendimiento escolar y se pueda llegar a tiempo a solucionar posibles dificultades o simplemente orientarlos para que puedan dar lo mejor de sí mismos.
Una vez que se inicia el proceso de ayuda, comienza la relación entre padrino y ahijado, en la medida de las posibilidades de cada uno. Lo más difícil es reducir la expectativa del chico, comenta Inés, la coordinadora de la filial Rosario: «Quiere conocer a su padrino o madrina cuanto antes y desde FONBEC lo fomentamos. Las ocasiones para encontrarse son muy variadas, y sin duda todas enriquecedoras: encuentros anuales para celebrar el fin de año, mateadas en el parque, festejo del Día del Niño, un café en un bar, salidas al shopping o la sencillez de un almuerzo familiar en las casas de los padrinos. La familia de los becarios participan de estos planes y así se provoca naturalmente un enriquecimiento de vivencias y experiencias mutuas. El padrino pasa a ser parte de la familia del becario y viceversa y, de este mundo anónimo que a veces nos tiene ensimismados, comienzan a salir destellos de esperanza y optimismo».
Candela es la primera becaria y comenzó a recibir la beca cuando estaba en 7º grado, ya está cursando 5º año y uno de sus proyectos es estudiar Agronomía. Carmen, su madrina, vinculada con este ámbito laboral ha llevado a su ahijada al campo para fortalecer esta decisión; también le ha festejado su cumpleaños preparándole su menú preferido. Asi es FONBEC, llegar a lo concreto mediante actos de amor simples, tangibles y duraderos. Aquí se encuentra el ámbito ideal para ejercer la fraternidad, que no se agota en la solidaridad pues “todos dan y todos reciben”.
Testimonio de Gonzalo Fernández, becario de 5º año: “FONBEC no es una ayuda económica, es una forma de ayudarte a progresar en la vida y te ayuda a ser mejor persona y a tener una meta que con esfuerzo se logra.”
Actuamente FONBEC Rosario tiene 31 becarios, 5 de ellos universitarios. La aspiración es llegar a fin de año con 100 chicos.
Más información: 3413767247 –[email protected] – FONBEC Rosario.
Encontrá este artículo en la edición N°23 de Aptus Propuestas Educativas www.aptus.com.ar/revista
Imagen: FONBEC
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