La asertividad es la capacidad de saber responder en momento y forma correcta. Una persona tiene una conducta asertiva cuando defiende sus propios intereses, cuando expresa sus opiniones libremente y no permite que los demás se aprovechen de ella.
La ventaja de ser asertivo es que puede obtenerse lo que se desea sin ocasionar trastornos a los demás, actuando a favor de los propios intereses sin sentirse culpable o equivocado y haciendo buen uso de la inteligencia emocional. Esto es, aplicando inteligentemente las emociones, a través de un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que inciden en nuestra conducta, en nuestras reacciones y reconociendo los propios sentimientos y los de los demás.
Es posible educar a un niño en la valorización y desarrollo de la inteligencia emocional. Esto es posible enseñándole:
- A expresar sus sentimientos y pensamientos, expresando comprensión hacia las posturas, sentimientos, demandas de los otros.
- A pedir favores, expresando el problema para ser modificado
- A saber expresar sus sentimientos en el lugar y momento oportuno y, además, gratitud, afecto y comprensión a quien corresponda
Es muy importante reforzar las capacidades que poseen. Cuando el niño se comporta de forma correcta, es adecuado dirigir un halago hacia él: «muy bien, has demostrado que sos capaz para controlar la situación y decidir por vos mismo».
Los adultos son los encargados de transmitir seguridad, confianza en que los problemas tienen solución y son quienes deben ser los primeros en ayudar a los más chicos.
En los días que corren, es fundamental formar niños asertivos con padres seguros de sí mismos y confiados en su autoridad.
Por Carina Cabo, especialista en TIC y Educación. Imagen: Archivo de imágenes
Comentar