Desde 2005, el Observatorio Social de la UNL lleva a cabo un estudio mediante el relevamiento de un Panel de Hogares que permite construir información histórica de los sujetos, en relación con grupos sociales y sus contextos.
Hasta 2010, el observatorio dependiente de la Secretaría de Planeamiento, relevó información de 406 hogares santafesinos que respondieron a la encuesta cada año, lo que permitió analizar comparativamente los resultados anuales y la rotación de las respuestas que dieron los mismos actores sociales a través del tiempo.
El director del Observatorio, Roberto Meyer explicó que elevaron el trabajo a través de una noción vinculada a la necesidad, por lo que una de las preguntas fue si la persona entrevistada consideraba que la actividad que realiza para generar ingresos es un trabajo. Y ejemplificó ambos conceptos con dos casos que ocurrieron en el Panel: “una persona tenía un kiosco que atendía a través de la ventana de su casa. Cuando le hicimos la pregunta, ese jefe de hogar respondió que para él eso no era un trabajo, ya que estaba desocupado desde hacía un año y esa actividad era algo con lo que obtenía un ingreso. A unas cuadras de ese lugar encontramos una situación similar, pero al hacer la misma pregunta, la persona respondió que la actividad comercial que hacía en su casa es su trabajo, ya que la realiza desde hacía varios años y es su fuente estable de ingresos”.
El análisis de los datos obtenidos del seguimiento del Panel permitió cuantificar “las chances de trabajar que tienen los jefes y jefas de hogar según sexo, edad y nivel educativo”, precisó Meyer. Así, considerando las tres variables para analizar la situación laboral desde la categoría ‘necesidad’ de trabajo, se ha determinado que en los niveles más bajos de educación –sin intervención de la edad- las chances que comparativamente tienen un jefe de hogar y una jefa de hogar, para el varón esas chances son a favor, en una proporción de 7 a 1. “Pero si analizamos la incidencia de los estudios superiores (terciario o universitarios), las chances de que un jefe de hogar tenga trabajo en ese período de años, sobre las jefas de hogar es 3 a 2. De manera que las chances de tener trabajo con mayor nivel educativo son mucho más importantes para la mujer que para el hombre.”, consignó Meyer.
“Sabíamos que existen –y están comprobadas– diferencias en el mercado laboral para varones y mujeres, pero ahora tenemos esas posibilidades cuantificadas, sabemos en cuánto se van a beneficiar las mujeres que accedan a niveles educativos superiores. Por eso decimos que la educación iguala las diferencias de género que existen en el mercado laboral, entre varones y mujeres”, concluyó.
Fuente: www.unl.edu.ar Imagen: Archivo de imágenes
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