El conocimiento de las reglas básicas de circulación vial con un aporte del azar, conducirán al triunfo en “Buen camino”, uno de los juegos desarrollados por los investigadores. La Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires los donó a escuelas y jardines de infantes de Junín y Pergamino.
Daniel Voda es director del Departamento de materias Afines y Complementarias. Y avanzó en dirigir una iniciativa particular: el armado de juegos orientados a la educación vial. Los juegos contienen tarjetas con preguntas, un dado y bicicletas que van recorriendo un tablero.
En septiembre de 2014 se repartieron los primeros juegos a escuelas de nivel primario en Junín y Pergamino. El sitio web desarrollado por los estudiantes ya se encuentra activo y ahora viene el desafío de “continuar la relación directa con la comunidad”. El proyecto, que comenzó como una actividad de extensión, luego se convirtió en uno de los programas de Voluntariado Universitario y obtuvo una subvención del ministerio de Educación de la Nación. Desde la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), Daniel Voda comentó sobre los motivos del proyecto.
¿Por qué el tema de la educación vial?
Buscamos una problemática actual y hay detectada una necesidad de mejorar la cultura vial. Ahí comenzamos con la idea de trabajar con los más chicos Al ser inexpertos respecto de la niñez charlamos con sociólogos y psicólogos como para tener un mejor panorama.
Ustedes plantean el juego como una carrera de bicicletas. Entonces los chicos se pueden sentir como alguien que ya está en la calle circulando. ¿Por qué diferenciar entre educación vial y cultura vial?
La cultura es un hecho realizado concreto. La educación es un camino que no lo vamos a terminar. Educar es una manera de llegar a la cultura. Por eso el juego se llama “Buen camino”.
¿Cómo evalúan la educación vial actual?
Lo que se ve cotidianamente en la calle es un caos generalizado en las ciudades del país. Aparentemente, la gente que rinde para sacar un registro de conducir parecería olvidar lo que tuvo que saber en su examen teórico. Por lo general se piensa que el que tiene un registro sabe las normas y las respeta, pero no es así. El porqué de ese ‘no respeto’ es un tema sociológico. Pero eso nos sirvió como excusa para decir: ‘Empecemos a educar en estos temas desde los más chicos’. Por eso la idea de la bici, del casco con la bici, y respetar las normativas vigentes.
Quizás podría aparecer una interpelación desde los niños hacia los adultos.
Podría ser un aporte para que los niños les digan a su papá: ‘¿Por qué pasás con la luz roja?’. Esto es un aporte más que hacemos, sin sacarle su trabajo ni su rol a lo que hacen las agencias del Estado.
¿No tendría que ingresar la educación vial en alguna etapa de la educación formal?
Sería ideal, pero no tenemos la capacidad de intervenir en la modificación de currículas. Por lo tanto consideramos que lo nuestro es un aporte más para la construcción de una buena cultura vial.
Un proyecto interdisciplinario
Daniel Voda brinda su punto de vista sobre las ventajas de los trabajos entre carreras y disciplinas: “Las universidades, por lo general, aportan conocimientos bastante específicos sobre determinados temas y luego en la sociedad se interrelacionan con los otros. Nuestra estructura departamental permite hacer estas relaciones desde antes”.
“Desde el inicio -continúa- la idea fue hacer un proyecto sobre educación vial desarrollado por estudiantes de Informática y de Diseño. No solo nos juntamos de modo presencial, también hicimos reuniones por teleconferencia. Combinar los saberes de los estudiantes de distintas carreras… son tan diferentes, tan distintos, cada uno con su lógica disciplinar. Sin embargo, empezaron a relacionarse y llegaron al punto de presentar el proyecto juntos en congresos de extensión universitaria”.
Fuente: argentinainvestiga.edu.ar Imagen: Archivo de imágenes
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