Por más que el hábito de realizar preguntas sea muy valioso, en la actualidad perdió cierta vigencia y por ende, cada vez son menos los profesores que incluyen momentos para contestar preguntas. A continuación se cuenta cómo se puede perder el miedo y volver a promover la realización de preguntas dentro del aula.
1) Transformalo en un hábito
Existen distintos ejercicios que pueden contribuir con la formación de buenos preguntadores y además con la comprensión y la puesta en práctica de lo aprendido. Se puede preguntar a los docentes cuál es el más efectivo.
2) Adquirir hábitos de preguntador habitual
Las personas que no tienen problema en preguntar todo lo que se les pasa por la cabeza están entrenados: observan la realidad desde otra perspectiva, buscan constantemente respuestas a distintas preguntas y no tienen temor al qué dirán.
3) Todos deberían hacerlo
Si bien las personas que más participan en clase son considerados “sabelotodos”, esta visión debe cambiar. La única manera de promover este hábito es demostrando que incluso los más tímidos o los que tienen mayores dificultades para aprender deben vencer sus miedos e intentar no quedarse con preguntas que no tenga respuesta.
4) Recompensa
Las buenas preguntas deben festejarse, ya que son las que pueden llegar a tener mejores resultados. Tenés que aprender a preguntar, a enriquecerte con conocimiento de los compañeros de clase y a evitar el uso de Google cada vez que no se encuentren respuestas.
5) No a la timidez
Hay dos razones principales por las cuales los alumnos no preguntan: por timidez o por miedo a ser juzgados por el resto. ¿Cómo se puede vencer este miedo? Pensando que nadie tiene la capacidad de entender todo y que cada uno debe tener la instancia de preguntar.
Fuente: Edutopia | Universia Argentina Imagen: Archivo de imágenes
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