En el octavo libro de la saga que presenta a la matemática como una disciplina omnipresente en la vida cotidiana, Adrián Paenza ofrece nuevas derivaciones que plantean la importancia de aprender a tolerar la frustración y documenta cómo una ciencia exacta puede dar lugar a conclusiones erróneas por obra de la falibilidad humana.
Desde que en 2005 inauguró su aventura editorial con «Matemática, ¿estás ahí?» -la obra de no ficción más vendida en el país- el periodista fue uno de los primeros que apostó a la circulación de la matemática por fuera de los circuitos académicos, una elección que hoy tiene correlato en la visibilidad internacional de una disciplina que ha dejado atrás sus tiempos de confinamiento.
En esta ocasión, Paenza tomó como punto de partida una equiparación posible entre magia y matemática que explora coincidencias en la concepción del artilugio: «Hay muchas oportunidades en que los magos apelan a la matemática, que queda invisibilizada pero que está ahí para hacer aporte».
«Creo que la vinculación más fuerte entre ambas disciplinas se da a través de la lógica: uno está tan atento a los pases de magia que no advierte dónde se produce el truco. Si uno pudiera enseñar varios de los aspectos de la matemática a través de la magia los chicos estarían mucho más atrapados de lo que están en la actualidad», precisa.
«Matemagia» (Sudamericana) presenta enigmas que buscan estimular la agilidad mental y a la vez fija posición sobre cuestiones como la adicción a las encuestas -y el peligro de extrapolar respuestas que representen el «sentir» de una sociedad de manera errónea-, así como las dificultades que afronta la aplicación de una ciencia exacta en el contexto de la subjetividad humana.
Paenza ilustra los ocasionales desencuentros entre ciencia y sociedad a partir de la historia de Sally Clark, una abogada británica que fue acusada -injustamente- de asesinar a sus dos hijos a partir de la aseveración de un célebre pediatra que se basó erróneamente en una estadística sin contar con evidencias y, lo que es peor, desoyendo el diagnóstico de muerte súbita.
Paenza toma situaciones de extrema cotidianeidad -como la desaparición gradual de biromes, resmas de papel o cucharitas de papel en una oficina- para introducir al lector en complejos métodos analíticos como el de la teoría de juegos, un área de la matemática que estudia las diferentes interacciones que se dan en los sistemas de incentivos.
En «Matemagia», Paenza se permite también algunas consideraciones sobre el rol de la cultura y la escolarización: «La cultura nos hace aprender a ceder -sostiene-. Pero esencialmente, uno no quiere compartir. Tolerar o coexistir con una frustración es quizá la parte más importante y difícil de cualquier aprendizaje».
«La educación no es solamente incorporar conocimientos de matemática o geografía sino aprender a vivir en sociedad. Por sobre la valoración de quien corre más rápido o salta más alto se impone necesariamente los atributos del mejor compañero, del que aprende y tolera las diferencias con los otros y es capaz de aprender a frustrarse», indica Paenza.
Imagen: channel4.com Fuente: Télam
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