El marco para esta muestra lúdica y cinética, que se presentó hasta el 13 de mayo, es un templo de la creación contemporánea. Construido para la exposición internacional de 1937, el espacio que representa el Palais de Tokyo se usó para varias y distintas actividades.
El público, acostumbrado a perderse en la inmensidad de las galerías, siguió con fascinación los juegos de luces del maestro del arte cinético Julio Le Parc, quien no duda en adaptar obras históricas como “Continual luz cilíndrica” (1962) que, originalmente de 2 metros de diámetro, llegó a medir 6 metros en el Palais de Tokyo.
La muestra reveló todas las facetas de una exposición hecha de pinturas, esculturas e instalaciones monumentales. Entrando en un laberinto de espejos y terminando el recorrido en su famosa Sala de juegos, Le Parc dispuso su obra como una experiencia que busca motivar un comportamiento distinto en el público.
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