El 22 de octubre fue establecido como Día Nacional del Derecho a la Identidad por la Ley 26.001, en reconocimiento a la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y su búsqueda por restituir la identidad de los nietos y nietas apropiados durante la última dictadura militar.
Esta conmemoración trasciende la efeméride: representa una oportunidad educativa para pensar el valor del nombre, los vínculos familiares, la historia personal y el sentido de pertenencia como pilares de los derechos humanos.
Educar en memoria
El derecho a la identidad implica mucho más que un dato en un documento. Es el derecho a saber quién se es, de dónde se viene y a qué historias se pertenece.
En las escuelas, abordar esta temática permite fortalecer los lazos entre memoria, verdad y justicia, y formar estudiantes capaces de reflexionar críticamente sobre su entorno y la historia reciente del país.
Las actividades que se desarrollan en esta fecha —debates, producciones artísticas, lecturas, entrevistas o muestras— buscan sensibilizar sobre la importancia de la identidad como derecho universal y como componente esencial de la dignidad humana.
Propuestas para trabajar en el aula
En todos los niveles educativos, el Día del Derecho a la Identidad puede convertirse en una experiencia de aprendizaje significativa. Algunas ideas:
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Nivel Inicial: juegos con los nombres, historias familiares y árboles genealógicos.
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Nivel Primario: lectura de cuentos o testimonios, elaboración de murales con la pregunta “¿Quién soy?”.
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Nivel Secundario: investigaciones sobre derechos humanos, análisis de documentales o debates sobre la construcción de la identidad en la historia argentina.
Estas actividades no sólo desarrollan habilidades comunicativas y sociales, sino que fortalecen la empatía y la conciencia ciudadana.